domingo, 21 de junio de 2015

Gottfried Helnwein

Gottfried Helnwein




Siendo ya la penúltima clase de artes, el profesor nos muestra aun artista llamado Gottfried Helnwein.


 Nació el 8 de octubre de 1948 Viena Austria, es un pintor y fotógrafo. Sus primeros trabajos consisten principalmente en acuarelas hiperrealistas que representan niños heridos y maltratados, así como performances (a menudo con niños) en espacios públicos. Los trabajos de Hellwein evidencian su preocupación por la ansiedad psicológica y sociológica, cuestiones históricas y temas políticos. Como resultado, su obra es a menudo considerada provocativa y controvertida.




La decisión de convertirse en artista le llegó a Helnwein en "una fracción de segundo", a los 18 años. Según dice: «Lo ví como la única forma de encontrar respuestas a preguntas que nadie en Austria podía contestar, como el por qué la república de posguerra se retrataba a sí misma como una víctima de los Nazis, en lugar de uno de sus principales autores.»
Se inscribió en el Instituto Experimental de Altos Estudios Gráficos en Viena, pero se aburrió pronto. Un día tomó una navaja, se cortó las palmas de las manos y utilizó la sangre para pintar un retrato de Adolf Hitler. Los académicos se escandalizaron, confiscaron la pintura y Helnwein fue expulsado. «Ese fue el momento en que sentí por vez primera que puedes cambiar algo con la estética - dice -. Puedes hacer que las cosas se muevan sutilmente, incluso puedes conseguir que los poderosos de desestabilicen y tambaleen; puedes, de hecho, conseguir cualquier cosa, siempre que sepas qué teclas tocar, incluso con suavidad, con medios estéticos.»



«Nací justo después de la Segunda Guerra Mundial, en un mundo oscuro y deprimido, y cuando miraba a mi alrededor con mis ojos de niño, sólo veía adultos intimidados, malhumorados y quebrados. Sentí que había aterrizado en el sitio equivocado. Entonces no sabía que la generación de mis padres había perdido dos guerras consecutivas, y además eran cómplices del mayor genocidio de la historia. El aliento de la muerte estaba aún por todas partes... Además de eso, mis padres eran muy católicos, así que yo pasaba mucho tiempo en frías iglesias y tenía tiempo de sobra para observar las imágenes de santos ensangrentados y moribundos, y cadáveres sagrados.»





«Mi primer encuentro con arte a lo grande, que cambió mi vida por completo, fue un comic del Pato Donald de Carl Barks, el gran artista de Disney. Fue una experiencia religiosa. Yo tenía 5 años y me redimió del limbo de la Viena de posguerra. Por primera vez tuve esperanzas... la vida tenía un sentido y el viaje de mi vida un destino: Patolandia.»

«Cualquier arte relevante plantea las preguntas que la gente necesita que se le formulen en un momento dado.
A veces creo que la responsabilidad del artista es forzar a la gente a mirar cosas que podrían ignorar y olvidar.» 


«Mis primeras pinturas eran pequeñas acuarelas de niños heridos, desfigurados y vendados. Era increíblemente ingenuo por aquél entonces, y completamente ignorante sobre cualquier aspecto del arte tradicional; deliberadamente, porque rechazaba cualquier cosa que viniera de la generación de mis padres. Una vez que me enteré del Holocausto, comprendí sus implicaciones y vi la negación y amnesia colectiva de Austria en aquella época. Todo se congeló para mí y me negué a pasar de ese punto. Tal vez debido a mi obsesión infantil por la "justicia", algo se rompió para mí, y desde entonces me sentí separado de mis antepasados, de sus tradiciones y valores. Evitaba todas las instituciones culturales establecidas, como los museos, y nunca visité una galería. Era un orgulloso "huérfano", un chico de la calle, feliz de ser un ignorante. Sólo me preocupaban las llamadas "artes triviales", como los comics y la música rock. De alguna manera, fui un privilegiado cuando comencé a pintar porque era completamente libre. No tenía influencias de otros artistas y no tenía metas en vistas a una carrera. Cogí unas acuarelas baratas y comencé a pintar. Fue como hablar conmigo mismo; no sabía a dónde podía conducir aquello o si alguien alguna vez notaría mis pequeñas pinturas. No tenía idea de si alguna de ellas era buena, porque no tenía nada con que compararlas.»


«En mis orígenes, ni siquiera quería convertirme en un artista. De chico pensaba que los pintores eran unos tipos viejos y aburridos, con sus barbas y boinas frente a unos caballetes, pintando lienzos abstractos todo el día. Ser un miembro de los Rolling Stontes me resultaba más parecido al modo de vida ideal para un artista.»


«La primera niña con la que colaboré en mis performances fue Sandra, una niña de 6 años. Sus padres la consideraban una niña problema, y creo que su madre la pasaba muy mal lidiando con su retorcido sentido del humor. Una vez que ella había confinado a su hija en su dormitorio como castigo por algo, Sandra recortó todas las prendas de su madre en pequeños trozos, las amontonó en una pila en medio de la habitación y llamó a su madre con su inocente vocecita. Otra vez le prendió fuego al apartamento de sus padres. Ella era una dura y pequeña dama, pero me gustó instantáneamente. Tenía el orgullo de líder de bandas callejeras latinas. Cuando te miraba, sus penetrantes ojillos enviaban un mensaje muy claro: "No me jodas".»
Le pregunté a Sandra si le gustaría participar en algunas performances artísticas conmigo. "¿Qué gano yo con eso?", me replicó con la frialdad de un empresario negociador Yakuza. "¿Qué es lo que quieres?", le pregunté. "Una bicicleta", me dijo. Teníamos un trato. La vendé y ella podía estar de pie o yaciendo en las calles o aceras en diferentes lugares de Viena, entre un torrente de irritados peatones. A veces podía caminar lentamente, como una sonámbula y tropezar con la gente. Se tomaba esas acciones en serio, y era muy dedicada, pero siempre con la cabeza fría, sin emociones involucradas.
Hice una serie de fotografías con vendas, cuerdas e instrumentos quirúrgicos, y tenía mucho cuidado de no dañarla, pero ella actuaba con curiosidad profesional y me animaba a intentar distorsiones más extremas de su rostro. Sandra fue mi primera modelo y aparece en fotografías, cortos y mis primeras acuarelas como las de la serie "Hermosa víctima". Yo tenía un gran respeto por ella. Nunca hablábamos mucho, pero había siempre una comunicación y entendimiento casi telepáticos.»
«"Agradable" es un término extremadamente subjetivo. En diferentes épocas y lugares, dependiendo de la educación, trasfondo cultural, clase social o tradición étnica, la gente tiene nociones muy diferentes acerca de lo que se considera agradable o desagradable.
El "Saturno devorando a su hijo" de Goya, el Cristo torturado de Gruenewald en el Retablo de Isenheim, o la serie de pinturas de Gerhard Richter "18 de octubre, 1977" de los muertos de la banda Baader-Meinhof, son obras de arte muy agradables, en mi opinión. [ver al final del post] Hoy en día todos consideran el techo de la Capilla Sixtina de Miguel Ángel como una de las más hermosas obras de arte de la historia, pero en su época muchos críticos fueron sorprendidos y se enojaron por la desnudez. El Papa Adriano VI describió el techo como "un guiso de cuerpos desnudos" y ordenó la destrucción del techo. (Dios obviamente no estuvo de acuerdo, ya que le dejó morir al instante)
Lo único que busco con mi arte es la calidad estética, poder o intensidad. De hecho me importan poco los estilos, géneros, temas o medios. Nunca he sido capaz de pensar en categorías comunes como hermoso o feo, agradable o desagradable, etc. Ni siquiera sé lo que la gente quiere decir cuando utiliza esos términos.»






Una de sus acuarelas sirvió como portada al álbum Blackout de la banda musical Scorpions y colaboró en el arte del disco The golden age of grotesque de Marilyn Manson, álbum que parte de la premisa conceptual de mostrar la sociedad de consumo como una dictadura multimedial y comparando la actual sociedad (en particular la norteamericana) con la Alemania decadente de los años 30 y la cultura de cabarets de aquella época.






Un clip del documental "Helnwein - El silencio de la inocencia". Gottfried Helnwein fotografiando a un modelo en su estudio de Irlanda (alemán son subtítulos en inglés) / 
A clip from the documentary "Helnwein - The Silence of Innocence". Gottfried Helnwein photographing a model in his Irish studio (German with English subs).





Este artista a mi parecer, caracteriza muy bien en sus obras en lo que quiere transmitir con ellas, demuestra que el seguir sus propios ideales sin pensar lo que quiere la gente o la sociedad ante el. Su detalle entre sus obras son espectaculares parecen verdaderas fotografías, llegando a la perfección absoluta.  

No hay comentarios.:

Publicar un comentario